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Elementos de terror IV: La vejez

La última etapa vital provoca ansiedad en la mayor parte de la población del primer mundo. Esto es debido por un lado a la inevitabilidad del desenlace que anuncia (la muerte) y por otro al significado que la cultura occidental le otorga. Por todo (lo analizaremos en más profundidad en los siguientes párrafos), la vejez es un elemento sobreexplotado en cuanto al terror se refiere, en especial la vejez femenina, que de nuevo no escapa los corsets de una sociedad machista empeñada en mantenernos jóvenes para siempre. Pero, ¿por qué nos asusta la vejez?

La vejez en diferentes culturas

El retrato de Dorian Grey, Oliver Parker (2010)

El terror, al igual que el humor, conlleva un componente cultural que es preciso incorporar a la hora de analizar cómo funcionan sus elementos. Esto se aprecia con especial claridad en ciertos aspectos como el que nos ocupa. En la cultura occidental, la vejez ha evolucionado (o involucionado, según se mire) para convertirse en un símbolo de decadencia física y mental, de pérdida del juicio y fealdad. En una sociedad obsesionada con la eterna juventud, aunque solo sea de apariencia, y que valora la belleza por encima de prácticamente cualquier otro atributo, cabría esperar el ensalzamiento de la juventud como etapa vital en la que, se supone, vivimos las mejores y más ricas experiencias, tenemos más que aportar al mundo, y somos más útiles (aunque contraste con una dejadez gubernamental en otros aspectos, pero ese es otro tema). Por todo esto, se ha convertido en la etapa vital más temida y rechazada, y el terror ha sido un espejo para reflejar este sentimiento desde sus periodos más clásicos (Los cuentos de los Hermanos Grimm, El retrato de Dorian Grey; la evolución del vampiro que adquiere «belleza seductora» en el siglo XX en oposición a su verdadera apariencia).

Sin embargo, en otros periodos históricos la vejez era casi venerada pues era considerada la culminación de la vida humana, la viva imagen de la sabiduría acumulada, y los ancianos de las tribus eran respetados al nivel de los dioses. De hecho, en ellos recaía el poder de tomas las decisiones más importantes. Fue en Grecia cuando el auge de un canon de belleza exagerado caló en la sociedad y se fue relegando a los ancianos a un símbolo de enfermedad. El autoritarismo ejercido en Roma por los ancianos les otorgó el odio de las siguientes generaciones y en la Edad Media la vejez alcanzó una oscuridad inusitada.

En las culturas china y japonesa, por el contrario, la tercera edad es sumamente respetada y un férreo símbolo de sabiduría. En la cultura hindú incluso se les saluda arrodillándose y tocando sus pies, y en la cultura musulmana su cuidado es considerado un honor.

Uso de la ancianidad en terror

Los personajes ancianos han encarnado, en su mayor parte, aquellos arquetipos que se asocian con los símbolos que representa en la cultura en cuestión, y en la nuestra, esto significa convertirlos en brujas/brujos (con la diferencia de trato que conlleva. Escribí un artículo al respecto), enfermos y locos, así como la transformación indeseada de un personaje hermoso a su contraparte odiosa y fea.

It 2 (Andrés Muschietti, 2019)

Los ancianos son presentados como personas inestables, malvadas y/o poco de fiar. Algo ocultan, algo traman. «Será mejor que no entres en esa casa, la vieja está loca, dicen que se come a los niños». En otras ocasiones, son los mensajeros del mal, los que sufren la manipulación del ente sobrenatural para anunciar al protagonista que algo horrible está a punto de suceder, y lo hace desde su posición de última etapa vital, cercana a la muerte y por ende al otro mundo y los seres que lo habitan.

La literatura, como ya he mencionado antes, está plagada de terroríficos personajes ancianos. Desde los cuentos clásicos (Blancanieves, Hansel y Gretel, La bella y la bestia), los textos de la Edad Media y el terror gótico, donde destaca el papel de lo sobrenatural y se producen gran cantidad de tropos que sobreviven hasta nuestros días (casas encantadas, vampiros sedientos de vida eterna, locura) y con ellos de señoras mayores que ven cosas que no existen (¿o sí?), mayordomos y amas de llaves con secretos siniestros, transformaciones monstruosas. Sin embargo, es el cine el que se ha recreado en la vejez para asustarnos (así que desde aquí invito a los escritores/as de terror literario a explorar este elemento en sus futuros proyectos).

Fotograma de La visita

Varios son los ejemplos de protagonistas ancianos en cine que cumplen las características mencionadas. La visita (M. Night Shyamalan, 2015) nos presenta un inquietante retrato familiar en el que los abuelos y su casa, símbolo universal del hogar y el amor familiar por antonomasia, toman un giro para convertirse en todo lo contrario: una trampa, la boca del lobo. Las escenas de comportamientos extraños, como caminar desnudos (de nuevo la desnudez en la vejez, ese gran tabú), nos obliga a preguntarnos todo eso que tememos: ¿acabaré yo así?

Si el paso de los 30 hasta los 50 se nos vende como un momento de revelación casi espiritual en el que por fin averiguamos quiénes somos y nos asentamos en una autoestima y sabiduría personal nunca antes lograda, existe un límite borroso todavía en el que nos encaminamos hacia la locura y la enfermedad irremediablemente, y eso es lo que el terror personifica en la vejez. Creo que no hay mejor forma de explicarlo que la genial escena ritual de los ancianos en Midsommar (Ari Aster, 2018) (no haré spoilers).

No podemos realizar este artículo sin mencionar una de las parejas de ancianos más terroríficas y mejor construidas del cine de terror: Minnie y Roman Castevets, del filme Rosemary’s baby (Roman Polanski, 1968). Vecinos cuya hospitalidad llega a ser incómoda, pero que es imposible rechazar por ese respeto velado a su ancianidad, y sin embargo, los artífices del gran plan que termina con el nacimiento del anticristo.

Por último, cabe mencionar la diferencia de tratamiento entre mujeres y hombres ancianos. Si bien, existen arquetipos terroríficos de ambos géneros, la asociación con maldad y fealdad se ceba en especial con el género femenino, al que se le perdona poco o nada que envejezca y pierda su belleza y su juicio, así como la dulzura que caracteriza a toda joven en la plenitud vital (nótese la ironía). Sin embargo, destaco el personaje de Ebenezer Scrooge (Cuento de Navidad, Charles Dickens, 1843) como uno de los ancianos más odiosos e indeseables de la literatura clásica, que sin ser de terror da un poquito de miedo.

Recomendaciones

Si quieres profundizar en el estudio de la vejez como elemento de terror, aquí te dejo una lista de algunas obras que revisar.

Libros

Quién cuidará de ti (mi última novela, ganadora del IV Premio Ripley y que trata este tema desde otra perspectiva, la de la cuidadora a cargo de su madre anciana).

El retrato de Dorian Grey, Oscar Wilde.

El resplandor, Stephen King

The Old Nurse’s Story, Elizabeth Gaskell (relato corto)

Películas

Relic (Natalie Erika James, 2020)

La visita (M. Night Shyamalan, 2015)

Arrástrame al infierno (Sam Raimi, 2009)

Rosemary’s baby (Roman Polanski, 1968)

¿Qué pasó con baby Jane? (Robert Aldrich 1962)

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Escritora y guionista de terror, misterio y suspense. Fanática de Drácula, la brujería y todos los tipos de té existentes. También imparto distintos talleres y charlas sobre escritura y cine.

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