Literatura de terror,  Sobre escritura de terror

Elementos de Terror VII: Sótanos y buhardillas

Admítelo. Solo de pensarlo te entra la curiosidad y a la vez sabes que no podrías dejar de mirar atrás, de sobresaltarte con cada crujido. Bajar al sótano nos pelos de punta únicamente con imaginarlo y subir a una buhardilla supone una sensación similar, aunque como veremos existen algunas diferencias. Porque entre todos los trastos que guardas ahí dentro, detrás de las cajas polvorientas llenas de recuerdos, quizás se esconda un espíritu vengativo, un asesino o un demonio.

Probablemente notarás que hay muchas referencias a películas, pero la realidad es que la mayoría están basadas en un libro, así que todo queda en casa.

El sótano: simbolismo y usos

No es ninguna casualidad que la estancia de la casa donde se construyen los cimientos nos resulte aterradora. El sótano es fácilmente acessible, apenas un esfuerzo nimio de bajar las escaleras, pero se puede convertir en una trampa mortal en cuestión de segundos, como hemos comprobado en infinidad de obras sobre asesinos en serie o Slasher.

The evil dead (Sam Reimi, 1981)

En cuanto a lo que simboliza, muchos han sido los teóricos y analistas de la narración que han adjudicado a esta parte del hogar la representación metáforica del Inframundo, el lugar en el que habitan monstruos, demonios y demás entes malignos, y que acceden a nuestro plano a través de sus sombras. Bajar al sótano es descender a los Infiernos, personales y ajenos. En su mayor parte, las obras de terror utilizan el sótano como una estancia «ajena» al resto de la casa y al propietario, donde a menudo es esconden errores fatales cometidos hace tiempo (Pesadilla en Elm Street, Expediente Warren: The conjuring, Voces), se cometen atrocidades que jamás deben ver la luz (El silencio de los corderos, Déjame salir) o aguardan oscuras fuerzas sobrenaturales (El horror de Amityville, The evil dead).

Así, el sótano se convierte en una zona prohibida que guarda objetos y recuerdos que no deben ser molestados (cadáveres, libros, espíritus), un cementerio de secretos de los que alejarse y, por si no te fías de mí, te dejo este artículo con 25 cosas espeluznantes encontradas en sótanos (basado en hechos reales). En otras ocasiones también simboliza el descenso personal del personaje en cuestión a sus propios infiernos, a menudo en referencia a la caída en las redes del mal y no a la pérdida de la razón (esto lo dejamos para el desván). Sirva de referencia esta magnífica escena de la película Zodiac (David Fincher, 2007) en la que se demuestra el poder del sótano porque, a partir de aquí, se desata todo el terror.

La buhardilla y sus fantasmas

A diferencia del sótano, subir a la buhardilla se hace más complicado: escaleras de madera plegables de poca fiabilidad y una caída cuanto menos importante si es que no pudiéramos volver a bajar. Descender al sótano nos provoca una curiosidad con tintes de adrenalina, subir al desván nos da un miedo más profundo, y es que ahí arriba con quién podríamos encontrarnos es con nosotros mismos.

Hereditary (Ari Aster, 2018)

El desván es un lugar propenso a ser convertido en un escondite durante la infancia y la adolescencia o incluso en una estancia más o menos acogedora donde alojar a algún huésped. Por eso no es de extrañar que ciertas acciones se ejecuten entre sus paredes y queden atrapadas junto con la energía maligna que emiten. Así, en las buhardillas encontramos otro tipo de infierno, los terrores que nos sobrevuelan y nos acechan desde arriba (una referencia también a la religión y el Más Allá). Un agujero por el que se cuelan demonios y presencias (El exorcista, Sinister).

Una de las escenas en un desván más aterradoras de la historia del cine corresponde a la maravillosa película Al final de la escalera (Peter Medak, 1980), basada por cierto en una experiencia real del propio guionista (¿Tienes miedo ya?). Aquí la dejo al completo para que la disfrutes, si te atreves.

Tanto el sótano como la buhardilla son áreas donde metemos aquello de lo que no queremos ocuparnos en un intento de olvidarlo o de que sea otro el que se enfrente a ello. (Tú también has buscado en estas estancias de una nueva casa esperando encontrar algo extraño de anteriores ocupantes, ¿a que sí?). Parte de estos «objetos indeseados» son elementos de rituales y fantasmas familiares que nos vigilan, esperando el momento en que no haya más remedio que subir al desván (El sexto sentido, Hereditary, El hombre invisible).

Algunas obras para profundizar:

Libros

El exorcista, William Peter Blatty

Horror en Amityville, Jay Anson

Psicosis, Robert Bloch

Historias de miedo para contar en la oscuridad, Albin Schwartz

Películas

Suspiria (Dario Argento, 1977)

Al final de la escalera (Peter Medak, 1980)

The evil dead (Sam Reimi, 1981)

Beetlejuice (Tim Burton, 1988)

El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991)

La llave del mal (Ian Softley, 2005)

La cosecha (John McNaughton, 2013)

El hombre invisible (Leigh Whannell, 2020)

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Escritora y guionista de terror, misterio y suspense. Fanática de Drácula, la brujería y todos los tipos de té existentes. También imparto distintos talleres y charlas sobre escritura y cine.

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