4 trucos para crear historias de terror originales
Los creadores nos pasamos la vida buscando esa idea que deje a todo el mundo asombrado. «Pero, ¿cómo se te ocurrió algo así?». Sin embargo, la humanidad ya ha contado unos cuantos cientos de miles de historias, por lo que esta labor se hace cada vez más complicada. Pero no desesperes, todavía podemos encontrar un hueco para sorprender al personal. Voy a darte 4 trucos para que tus historias de terror sean más originales.
¿Es necesario ser original para escribir? ¿Quién decide lo que es original y lo que no? Lo que está claro es que cuánto más conocimiento se tenga sobre el trabajo previamente producido dentro de un género y/o formato en particular, menos tolerancia habrá a esa originalidad. Por lo tanto, si escribes terror, más te vale ponerte al día de lo que ya se ha escrito y ha tenido gran repercusión porque lo más probable es que tu lector objetivo (emplearé el término «lector», pero se hace extrapolable al espectador de obras audiovisuales) lo haya hecho y no tolere una imitación.
Entonces, ¿qué necesita el lector? ¿Qué quiere conseguir de nosotros? El lector afín a un género específico suele buscar historias dentro del mismo marco narrativo que ya conoce y al que se ha acostumbrado, pero con la inclusión de algún elemento novedoso. Digamos que lo que persigue es una fórmula mejorada de lo que ya ha visto. Aquí es necesario diferenciar clichés de elementos propios de cada género. Una casa encantada debido a un espíritu atormentado es un elemento propio del terror; una joven que se ducha mientras hay un asesino en su casa es un cliché (y de los más estúpidos). Los elementos son necesarios (es el punto en común de todas las historias del género) y los clichés son los socavones de la carretera que hay que esquivar.
Influencia, homenaje e imitación
Antes de explicarte las cuatro herramientas que puedes usar para darle ese toque novedoso a tu historia de terror, hay que aclarar estos tres términos, sobre todo porque copiar está muy feo y es ilegal.
La influencia es el efecto que produce la obra de un autor en otro creador, de tal forma que este repite inconscientemente un patrón similar en sus creaciones. Por ejemplo, la influencia de la obra de Lovecraft en la producción de Stephen King es evidente (el propio It es una prueba de ello). Del mismo modo, la influencia de los textos de Poe es fácilmente reconocible en las cintas de Vincent Price y en muchas producidas por la Hammer (el tono, los temas, la atmósfera).
El homenaje supone tomar un elemento icónico de una obra o un creador que se reconoce de manera sencilla y aludir a este dentro de tu propia obra con la intención de ensanzarlo, recordarlo o valorarlo de forma positiva. La clave está en que esta alusión se hace abiertamente, sabiendo de antemano que el lector la reconocerá al instante, pues no hay intención de ocultarlo. Es un guiño a esa otra obra que por alguna razón tuvo un impacto en una sociedad. La serie Stranger Things es un homenaje al cine fantástico que se producía en los 80 y la última versión de la serie de la bruja adolescente Sabrina contaba con numerosos homenajes al cine de terror. Mi favorita es el vestido rojo con el cuello blanco muy similar al que llevó Mia Farrow en Rosemary’s baby. Si quieres ver cuáles eran los demás homenajes, te dejo este artículo.
Supongo que a estas alturas ya sabrás lo que es la imitación. Básicamente la copia punto por punto de una historia, aunque se cambien detalles mínimos como el nombre de los personajes. El plagio no solo denota dejadez y poco respeto por el trabajo y por el público sino que además está penado por la ley, así que mejor pasamos a cómo huir de esto y darle un toque original a tu historia.
Cómo encontrar el elemento novedoso
Para ilustrar cada una de las maneras que te propongo de dotar de originalidad una historia repetida voy a utilizar una de las historias de terror más contadas de todos los tiempos: Drácula (sí, para mí cualquier excusa basta para hablar de mi amigo Vlad). La vida y no-muerte de este vampiro ha sido relatada, homenajeada y repetida en casi todos los formatos habidos y por haber, y ha influenciado el mito vampírico desde que apareció a finales del siglo XIX. Veamos cómo ha conseguido sobrevivir gracias a la introducción de algunos elementos novedosos:
Cambia la perspectiva. Jonathan Harker lleva contándonos la historia del Conde unas cuántas décadas, ya sabemos lo que él vio. Pero, ¿qué nos contaría Van Helsing o el propio Drácula? Si quieres utilizar una historia que ya hemos escuchado (y lo más probable es que sea así porque ya está casi todo contado), cuéntala desde el punto de vista de otro personaje. Un secundario, un testigo que pasaba por allí, el propio villano, un descendiente. Eso fue lo que intentó el director Gary Shore con más o menos acierto en su Dracula Untold o la última serie que versionó al famoso vampiro, interpretado por Claes Bang, y que (ATENCIÓN SPOILER) nos cuenta una descendiente de Van Helsing.
Actualiza la trama. Esta es una tendencia de los últimos años que a mí me parece muy interesante. Es cierto que leer novelas de hace unas décadas o unos siglos es una delicia. Viajar a otros tiempos y ver a través de los ojos de esas personas siempre enriquece y ayuda a conocer cómo hemos llegado hasta aquí, pero ¿no te preguntas cómo hubiera sido Frankenstein en el siglo XXI? ¿O qué habría sido de Carrie en un instituto lleno de teléfonos móviles conectados a internet? Probablemente, su baile de graduación habría sido trending topic. Dale una vuelta y piensa cómo cambiaría esa historia que te da vueltas en la cabeza en un siglo como el nuestro, plagado de tecnología, preocupado por temas como la diversidad y con una crisis de los valores tradicionales (sexo, matrimonio, independencia, maternidad). Volviendo a Drácula y a la serie que comentaba anteriormente, la tercera temporada recurre precisamente a esta técnica para dotar de originalidad al vampiro (y en mi opinón lo consigue. Original es, desde luego, aunque a veces peque un poco de pasarse de novedad). Nos lo sitúa en el siglo XXI, en un contexto donde los médicos pueden estudiar su sangre, existen las redes sociales, las cámaras de televisión y los teléfonos móviles.
Modifica el enfoque. Es normal que en las primeras versiones de una historia de terror nos centremos en el miedo mismo que provoca el elemento protagonista. Eso es lo que nos fascina al inicio. Sin embargo, cuando ya hemos oído la historia varias veces, necesitamos ir más allá. Aquí es donde entra el cambio de foco. Fíjate en la maestría con la que lo hace Coppola en su Drácula de Bram Stoker, que si bien no pierde ni un ápice del terror que representa el vampiro, nos lo presenta como un enamorado herido. El tema central deja de ser la naturaleza maligna del propio vampiro y pasa a ser el amor que supera «océanos de tiempo». ¿No es maravilloso? Busca esa vuelta de tuerca en tu historia que engacha igual, o incluso más, que el propio miedo. Encuentra el tema principal que se esconde más allá del monstruo.
Aprovecha tus señas de identidad. De este tema ya hablé cuando traté el terror costumbrista, pero lo repito de nuevo porque es una baza que jugamos muy pocas veces. Nuestra idiosincrasia es un arma de empatía poderosa. Úsala cada vez que puedas. Aprovecha los lugares que conoces bien, tu pueblo, tu región, sus leyendas, sus mitos, los nombres comunes de su gente, las comidas típicas, las fiestas populares. Ya se ha escrito infinidad sobre el 4 de julio en EE.UU, pero muy poca gente sitúa una historia de terror en Las Fallas o en San Fermín, o en un campo de olivos. La película de animación Blood. El último vampiro hace gala de toda su idiosincrasia nipona para contarnos la misma historia de siempre, pero con toques de su propia cultura.
Por último, más que una técnica, te voy a sugerir dos ejercicios que pueden ayudarte a encontrar ese elemento novedoso:
–Investiga quiénes fueron las influencias de los autores que admiras y analiza cómo han implementado lo aprendido, la forma en qué han aplicado su propio sello. Todos, hasta los que ahora consideramos maestros del género, tuvieron a su vez otros maestros.
–Utiliza la literatura comparada. Investiga los libros más influyentes de una determinada época y analiza qué tienen en común (temas, localizaciones, tipo de narrador, personajes, etc) y podrás tener una visión muy interesante de lo que preocupaba a la sociedad de la época, y usar esa información para buscar qué vuelta de tuerca puedes darle a la tu historia que tenga efecto en tu contexto actual.
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6 Comentarios
David Rubio Sánchez
Fantástico artículo, Verónica. Siempre fui muy apasionado del terror en cualquier medio narrativo no tanto porque me guste sentir miedo, algo que solo padecí viendo El exorcista en mi adolescencia, sino como una pata más de la mesa de evasión que conforma junto al suspense, ciencia ficción o fantasía.
Hace un tiempo me desenganché un tanto al comprobar que las historias tendían a parecerse demasiado unas a otras y los recursos narrativos eran recurrentes.
Este artículo viene a ser una receta para no caer en los tópicos de las mansiones abandonadas, de los fantasmas clamando justicia o de esos terrores psicológicos que luego resultan en sueños, alucinaciones o alteraciones de memoria un tanto tramposas.
Me han parecido muy prácticos los consejos de cambio de enfoque y la seña de identidad propia, adaptando una trama a tus propios miedos.
Muy buen artículo. ¡Saludos!
V. Cervilla
A veces buscamos la misma fórmula que nos atrajo en otra obra, eso es lógico, pero creo que como escritores deberíamos trabajar en ir un poco más allá. Me pareció que podría resultar interesante aportar algunas técnicas para dejar de repetir lo de siempre sin perder la esencia del género. ¡Gracias por leerme!
Román Sanz Mouta
Buen artículo.
Estoy convencido que, en el miedo y la manera de transmitirlo, provocarlo o hacerlo sentir, dentro de lo propio que es para cada cual, no está todo inventado.
Existen nuevos senderos sinuosos a explorar…
Saludos!
V. Cervilla
Totalmente. Creo que el trabajo que nos queda está justo ahí, en buscar nuevas formas de transmitirlo. ¡Gracias por pasarte por el blog!
Cuentos de miedo
Me encanta la literatura de terror pero siempre lo he considerado un género complicado, por lo cual a menudo estoy esforzándome por ambientar bien mis relatos. Me han encantado los consejos que compartiste, especialmente lo de las señas de identidad. Creo que aún me falta bastante para definir mi propio estilo, pero definitivamente me va a servir observar lo que me rodea y tratar de plasmarlo en mis escritos.
Gracias de nuevo por compartir, ¿algún autor en especial que recomiendes para aprender un poco más sobre escribir terror? Saludos.
V. Cervilla
Me alegro de que te hayan servido estos consejos. Perfilar tu propio estilo toma tiempo y trabajo, así que te animo a seguir puliendo tu estilo. Respecto a libros de terror que puedas leer para mejorar, yo te recomendaría los clásicos primero (Drácula, relatos de Ann Radcliffe, Poe) y después a mí me parece particularmente interesante el estilo de Shirley Jackson, así que cualquiera de sus libros es una apuesta segura. ¡Gracias por leerme!